9.1.11

Temblando de frío ...

Me daba miedo abrirla. No me veía capaz de ello. Agarré el pomo con fuerza, mientras meditaba con la cabeza apoyada en el quício de la puerta. "Que si abro, que si no. Que si ahora sí, que si no" Así me lleve un par de minutos escasos. Encima de la cama yacían los calcetines de andar por casa descalza, que tan grandes le estaban y al lado, la sudadera que tres vueltas le daba. La cogí poniéndomela por encima, a la vez que me iba tumbando entre los cogínes. Apretándola con mis manos hechas puños, unas lágrimas humedecían mi cara. "Ya no está. Se fue y no volverá" Salí de esas cuatro paredes. Esas, que fueron testigos de cada uno de nuestros quejidos. Al entrar en el salón, la imaginé sentada en el sofa justo en el centro echándose un cigarillo, mientras mordía con rabia sus dientes, haciendo que ésto marcara toda su mandívula. Resignada me subí hacia la azotea, ese era el único sitio que no tenía restos de ella. Restos de su olor...