4.12.12

re-encuentro

Conforme mis pies me iban acercándo hacia ella, una sonrisa de estúpida profunda inundaba mi cara. Mil pensamientos corrían de manera fugaz por mi cabeza. Y al fin la ví, sonriendome como aquella noche. Sonrisa nerviosa y mirada tierna. Casi tan tierna como sus labios al besarme. No me lo creía, la tenía frente a mí, después de un mes sin verla, sentirla, olerla... Sus frías manos, consiguieron eclipsar la calidez de las mías y no me importó lo más mínimo. No quería soltarla, quería agarrarla para mí. 
Finalmente el riesgo una vez más con ella me mereció la pena. Como también me la hubiera merecido, perder aquel ave y canjearlo por todos los besos que nos debemos. 
02 nov Ciudad Real

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